viernes, 11 de diciembre de 2009

Después de la tormenta... seguir navegando

Estimados amigos y lectores:

Hace un par de semanas publiqué en este espacio, una explicación sencilla y breve sobre los motivos que estaban detrás de mi salida del ministerio. Tal explicación estaba dirigida a mis amigos y quienes me conocían pastoralmente, para evitar rumores infundados y establecer los hechos tal cual sucedieron, a fin de informar sobre mi salida y sus motivaciones. En dicho escrito dejé claro que no buscaba que compartieran mis ideas en el fondo, si no que sólo entendieran las motivaciones en mi proceder. También dejé claro que no buscaba crear conflicto si no sólo aclarar puntos frente a rumores que ya habían surgido y que se alejaban de la realidad; es decir, el escrito era un modo de legítima defensa ante algunos ataques injustos y un modo legítimo de comunicación con quienes se interesaban en mi. Incluso el medio de difusión era este blog, totalmente desconocido y de escasas visitas hasta entonces, por lo que no esperaba tener mucha respuesta en general. No había más que eso en la intención original.

Pero debo reconocer que todo fue mucho más allá de lo que yo mismo esperaba. El escrito comenzó a difundirse en la blogósfera católica y en varios sitios católicos; llegó a algunos medios de prensa y hasta se creó un grupo en facebook para apoyarme, grupo que en dos días ya contaba más de 200 miembros y hoy (poco más de una semana después) supera los 600. Esto hizo que muchos se interesaran por mi caso. En estas dos semanas he recibido centenares de saludos, consejos, críticas y apoyos, a través de facebook, email, este blog y por teléfono; en estos días he recibido más muestras de apoyo y críticas que las que creo merecer; he recibido loas como si fuese el campeón del tradicionalismo y críticas como si fuese la reencarnación de Lutero, en circunstancias que no merezco lo primero y espero nunca llegar a lo segundo (¡Dios me libre!); se han contactado conmigo gente de la prensa para contar mi caso (y me he negado ha hacerlo); me han ofrecido gratis asesoramiento legal (incluso tramitar esto en el Vaticano, pagándome el viaje); en fin, la cosa trascendió mucho más allá de mis pobres espectativas. Por esto, se me ha acusado de montar una campaña de desprestigio en contra de mi Obispo, cosa que he tratado de evitar en mis acciones y palabras.

Pues bien, ahora, ya han pasado algunos días, y aunque el correr de los hechos ha sido más rápido de lo que yo hubiese querido, tal vez ya sea tiempo de ir sopesando ideas, repensarse los sucesos y dejar en claro algunos puntos:

- Es cierto, mantengo todas y cada una ideas teológicas sostenidas, es decir, aquellas que hacen referencia a la defensa de la Tradición católica y a la vigencia del Magisterio preconciliar sobre libertad religiosa, reinado social de Jesucristo, relación Iglesia-estado, diálogo interreligioso y ecumenismo, según la enseñanza bimilenaria, expresada en el Magisterio, en los Santos Padres y en los Santos Doctores; así como la negación a aceptar los errores prácticos y teóricos del neomodernismo, que se vienen enseñando y practicando desde el Concilio Vaticano II en adelante. Reafirmo, eso sí, mi sujeción al Romano Pontífice y condenó el Sedevacantismo; así mismo reconozco como legítimo y ecuménico al Concilio Vaticano II, aunque me resisto a darle más peso teológico que aquel que el mismo Concilio quiso darse a sí, presentándose oficialmente como pastoral. De igual forma me someto al Magisterio de los Pontífices postconciliares en todo lo que tuvieran de definitivo y oficial, pero en conciencia no puedo aceptar actos disciplinares (no magisteriales y además falibles de suyo) como el Encuentro de Asís, donde se crea confusión en la fe de la gente sencilla y se pone en tela de juicio la verdad de la Iglesia como único camino de salvación, según la expresión dogmática multisecular extra ecclesia nulla salus, resistida hoy en día por el neomodernismo. Todo esto no me convierte en un soberbio que cree tener él sólo la verdad y no la Iglesia (como algunos me han acusado), pues yo no quiero ser dueño de la verdad si no su servidor, y todo esto que afirmo no es mío si no que es el tesoro de la Tradición de la Iglesia y debe ser defendido por todo católico, así que no quiero defender una verdad mía por sobre la de la Iglesia, si no que quiero defender la verdad de la Iglesia (verdad de Cristo) por sobre criterios teológicos novedosos e infundados.

- Pero a la vez debo mantener con la misma firmeza que no tengo nada personal ni moral contra la Diócesis de San Bernardo ni contra su Obispo; creo que Monseñor González es un hombre de profunda fe y sincera piedad, y si hemos tenido diferencias en el plano teológico, no las hay en el plano personal; ambos creemos en la recta intención del otro, y a la vez ambos pensamos que no puede haber diferencias en la enseñanza de un clerigo y su Obispo y está en este último la autoridad y responsabilidad última de la enseñanza en la iglesia diocesana, por lo que la medida tomada por él sobre mí me parece injusta por haberse fundado en lo que yo creo un error y por perseguir ideas que son verdaderas y eclesiales, pero nunca por falta de la autoridad necesaria o por pura arbitrariedad. Por lo que no quisiera que a tenor de mis palabras, se viese empañada la imagen de Monseñor González, quien ha guíado prudentemente la iglesia diocesana en los últimos seis años y ha demostrado no ser ni déspota ni tirano, si no pastor solícito, aún cuando alguien pueda estar o no de acuerdo con tal o cual medida que él tome (y en particular con mi expulsión) no me parecería justo dudar de su rectitud de intención, como tampoco creo que él dude de la mía.

- Jamás esperé la tremenda respuesta que generó mi escrito anterior, ni busqué todo el revuelo causado. Eso está sobradamente probado en mis actos y palabras, las cuales iban dirigidas única y exclusivamente a defenderme de ataques injustos y a informar con veracidad. Pido perdón por cuanto haya podido haber de incorrecto, imprudente o insolente en cualquier escrito o actitud mía, y pido que se me justifique ante el tenor de los acontecimientos y la fuerza de todo lo ocurrido.

- Aunque nunca esperé tal revuelo, muchos me han señalado, con argumentos sólidos, que todo lo ocurrido es en realidad muy grave e importante y merece que los hechos sean aclarados y se llevé un proceso canónico con tal fin, estableciendo justicia y responsabilidades en el caso. Tal vez tengan razón y todo esto sí merezca esta importancia y sea algo muy grave que deba repararse en justicia, pero hoy me pregunto a mí mismo: ¿y a qué precio?. Todo esto podría generar más confusión y escándalo en el pueblo sencillo y eso ha estado lejos de mi intención siempre; es cierto que se puede haber cometido una injusticia en mi contra, pero prefiero que no pase de eso, porque herir la susceptibilidad de quienes no entenderían lo que conlleva una disputa de este tipo, sería tal vez cometer una injusticia mayor aún, con responsabilidades sobrenaturales que yo no quisiera cargar ni quiero que otros carguen. Por lo mismo declaro que aún teniendo el derecho a una defensa canónica, prefiero renunciar a tal derecho, y yo mismo colaborar en el proceso de reducción al estado laical que el Obispo inició en mi contra, prestando mi firma y facilitando el proceso en cuanto esté en mi mano. Esto dejando en claro los principios doctrinales señalados a los que en conciencia no puedo renunciar, pero atendiendo al bien común de la Iglesia diocesana, de la cual forman parte mi familia, mis amigos y muchas de las personas a las que más quiero, a quienes también podría perjudicar una actitud rebelde por mi parte, aún cuando fuese justificada. Tampoco en esto pido que todos estén de acuerdo conmigo, pero espero que entiendan las motivaciones que me llevan a actuar así, ante estas circunstancias. Los hechos han acaecido con una rápidez inesperada, por lo mismo tal vez en un contexto más reposado hubiese obrado de otra forma o hubiese tomado otros pasos, imposible saberlo, pero la situación vivida es esta y me ha tocado enfrentar todo de esta forma, por lo que pido comprensión y oración ante este momento y pido a Dios y la Virgen que me ayuden en cada paso dado.

- Por lo mismo, comienzo una nueva vida. Las batallas (interminables en este mundo) por la verdad se darán en otros frentes. Comenzaré a ejercer mi profesión como educador y esperaré a que el tiempo sané heridas y me muestre los caminos a seguir. Espero estar en paz con Dios y conmigo mismo. Espero que se me respete el derecho a continuar mi vida en esta tranquilidad, así como mi derecho y deber de mantener firme la doctrina tradicional de siempre.

- Pido perdón a quienes pude haber ofendido o decepcionado. A la vez, aclaro que no guardo rencor alguno y si algo debo perdonar ya lo he hecho con total seguridad.

- No puedo dejar de agradecer a las miles de personas (me sorprendió el número) que se han interesado en mi caso y me han ofrecido su oración y apoyo; pido a Dios que se digne retribuir toda esa generosidad y grandeza de espíritu y que cada muestra de apoyo y cada oración se les retribuya en este mundo y en el otro. Por mi parte nunca agradeceré suficientemente todo el apoyo demostrado y mi alma estará agradecida por siempre. También a quienes me criticaron debo palabras de agradecimiento, pues agradezco su muestra de interés por mi caso y su amor a la Iglesia, único motor de las críticas realizadas, y aún sin compartir todas y cada una de nuestras ideas nos movía el amor a una misma Madre, la santa Iglesia católica.

Cada cosa que he dicho en este escrito lo he afirmado desde el fondo de mi corazón y sin ánimos de armar conflicto, si no de, antes bien, evitarlos. Pido a Dios que guíe mi caminar cristiano en lo personal y pido también que preserve a la Iglesia de los errores neomodernistas y se imponga la verdad, como sé que se impondrá, del mismo modo que ha suscedido cada vez que los vientos de errores golpean la nave de Pedro, la cual permanece navegando firme hasta el fin de los tiempos, como nueva Arca de Salvación. Pido a todos sus plegarias por este pobre servidor y les ofrezco a mi vez mis pobres oraciones por quienes me han demostrado tanto aprecio y amor a la Iglesia en estos días. Me llena de esperanzas ver la fe viva y fiel a la Tradición de muchos que me han tendido una mano en estos momentos difíciles. Dios los bendiga.

Gracias por todo.

En Cristo, Rey del Universo,

Luis Alberto Salvatierra

martes, 17 de noviembre de 2009

HÁBLENNOS DE DIOS!!!

El siguiente artículo está escrito por un argentino para los obispos argentinos, pero es perfectamente aplicable a nuestra realidad.
Una angustiada exhortación a la Conferencia Episcopal Argentina
P. Ismael

Les hablaban a sus fieles del Cielo, el infierno, los ángeles, las dos naturalezas de Cristo, la Unión hipostática, la Iglesia Arca de Salvación, lucharon contra el subordinacionismo arriano, escribían tratados teológicos por la noche y durante el día administraban los sacramentos. Elaboraron catequesis mistagógicas, asistieron a concilios a lomo de burro o en carreta, celebraron la Eucaristíade espaldas al Pueblo, redactaron fórmulas de fe, catecismos y se hicieron tiempo para la oración, usaron bajo sus infaltables vestiduras pontificales el cilicio y se propinaron buenas disciplinas.

Fueron desterrados por defender la integridad de la Fe, los derechos de Dios, la incolumidad y libertad de la Iglesia. Si en alguna ocasión se enfrentaron con los poderosos de este mundo fue en tanto y cuanto su intromisión en los asuntos de la Iglesia puso en riesgo el depositum fidei y el sensus fidelium…

Si alguna vez se reunieron lo hicieron en los grandes concilios. ¡No conocieron las Conferencias Episcopales!

No viajaban así porque sí; tal vez una sola vez en su vida. No cobraron subsidios del estado. No fueron propuestos por mecanismos diplomáticos de nunciaturas y ¡los pobrecillos sólo tenían una única preocupación!: la gloria del Dios Verdadero.

¿Y estos quiénes son y de dónde vinieron?son los Padres de Iglesia –obispos en su mayoría-, queblanquearon sus vestiduras en la Sangre del Cordero.

Pobres, perseguidos, estudiosos, doctos, conespíritu principal, despectivos de la honra del mundo y los cargos eclesiásticos, tuvieron la irrenunciable obsesión de lo sobrenatural…

Se reúnen con religiosa y matemática puntualidad. Sus agendas (electrónicas) están repletas de compromisossociales. Son mesurados,prudentes(nunca una palabra jugada, nunca un perfil definido –excepción hecha de la opción preferencial por los pobres-, mejor, porlo pobre). En su mayoría licenciados o doctores. O pastores decompromiso social.

Al final de cada encuentro producen un “documento” y se vuelven con la satisfacción de haber iluminado la Patria.

Tienen un lenguaje errático, asimilado con los valores que el mundo acepta.“Solidaridad, tolerancia, diálogo, respeto por la vida, sensibilidad social, arrimo del hombro,y todos los etcéteras que se pueden subrayar en sus producciones literarias…

Ecuménicos (mejor irenistas), siempre prendiendo una vela para conmemorar un gesto de horror humano –¡bien por ellos!- pero nunca encendiendo las velas que la Presencia Real se merece.

Nunca una exhortaciónad intra, nunca pensamientos que muevan a la piedad, al aliento a los creyentes, nunca una advertencia a los sacerdotes a ser lo que deben (¡MINISTROS DEL SEÑOR!), nunca una cruzada de oración contra la inmoralidad imperante, nunca un acto de reparación por los innumerables sacrilegios que a diario se comenten contra la Eucaristía y la Bendita Madre de Dios…

Defienden el Quinto Mandamiento, pero se olvidaron del Sexto.

Denuncias sociales y nada más. No les pidamos más.

Serán diagnósticos acertados, pero no necesitábamos sociólogos con mitra, sino Pastores que enseñen el Evangelio y celebren los Santos Misterios de la Fe Católica. No queremos profetas de la denuncia sino pontífices de Cristo.

Llevamos decenios de denuncias sociales.

Los santuarios: lugares de piedad superficial, cuando no supersticiosa. Los seminarios: grupos juveniles para tocar la guitarra. La catequesis: una fragmentada colección de consignas para la convivencia…

Si los han perseguido, ha sido por los escándalos –que ni siquiera deben ser nombrados entre nosotros, como recomienda San Pablo- y luego desaparecen en tranquilos sitios de contención.

Ellos no duermen: descansan. No comen: se alimentan. No hacen turismo: hacen apostolado en el lago Di Como…

¿Y quiénes son estos señores monseñores? No serán todos. Serán algunos. Serán muchos. Dios lo sabe.

Pero en nombre Suyo y de los católicos me atrevo a decirles:Conferencia Episcopal Argentina, ¡Por favor, HÁBLENNOS DE DIOS!



Nota:

El sentido de las precedentes apreciaciones lo fundamento sobre unas preguntas básicas que di por supuestas en el desarrollo del artículo y tal vez no sean tan explícitas.

¿Quién es elinterlocutoro destinatario de estas frecuentes y calcadas declaraciones? ¿A quiénes les hablan estos documentos? ¿Por quiénes se encierran durante una semana los prelados?

¿Por los pobres? ¿Por los fieles que asisten a la Misa dominical? ¿Para quienes escriben? ¿Para los sacerdotes? ¿Para los creyentes? ¿Para los no creyentes? ¿Para Doña Rosa?

No. El interlocutor es la imagen (nada apologética) que se pretende mostrar ante la “opinión pública” (léase periodismo) y ante los gobernantes de turno de un grupo de los “líderes” de los católicos en el país.

No los juzgo. Juzgo sus escritos: escriben “para los de afuera”. No escriben “para los de adentro”, que siguen tan famélicos de la íntegra doctrina del Evangelio como tan lamentablemente hambrientos de pan se encuentran muchos hermanos nuestros.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Reunión de Piojosos

artículo de interés publicado en Panorama Católico Internacional

REUNIÓN DE PIOJOSOS
Así ha calificado una voz anónima de nuestros foros a los anglicanos y ortodoxos que desean volver a la unidad con la Santa Sede. E incluye una tercera catergoría de piojosos, esta vez los tradicionalistas de la FSSPX, a la cual él mismo dice pertenecer. El agravio no tiene más trascendencia que la de mostrar como sea ha enseñorado la pasión y hasta la patología en algunas almas. Pero los hechos requieren algún análisis para un buen discernimiento.

Ortodoxos
En conocida la visita del Arzobispo ortodoxo Hilarión de Volokomansk al Santo Padre en meses recientes. Los diálogos fueron secretos, pero las declaraciones del prelado ruso tuvieron este tenor:
Desde las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II, los servicios en algunas iglesias católicas han acabado siendo poco diferentes a los protestantes"."Nosotros apoyamos al Papa en su empeño por la defensa de los valores cristianos, lo apoyamos también cuando sus valientes declaraciones suscitan reacciones negativas por parte de algunos políticos o personalidades públicas, o son recibidas con hostilidad y a veces tergiversadas por parte de algunos medios de comunicación".
"Creemos que él tiene el deber de dar testimonio de la verdad y por tanto estamos también con él cuando su palabra encuentra oposición".
" Consideramos que el jefe de la mayor iglesia cristiana no deba estar pendiente de ser políticamente correcto, ni se deba adaptar a la mentalidad dominante o buscar ser aceptado. Creemos, por el contrario, que tenga el deber de testimoniar la verdad. Por tanto, le apoyamos incluso cuando sus palabras encuentran oposición”.
"Los servicios divinos ortodoxos son un tesoro inapreciable que debemos custodiar cuidadosamente. He tenido la oportunidad de estar presente en servicios tanto católicos como protestantes, que fueron, con raras excepciones, bastante decepcionantes... Desde las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II, los servicios en algunas iglesias católicas han acabado siendo poco diferentes a los protestantes". Cfr. Panorama Católico
Hasta aquí los dichos del arzobispo ruso, que indudablemente, dadas sus altas funciones diplomáticas, y la no desmentida adhesión del Patriarca Kiril, han estado lejos de ser una iniciativa meramente personal.

Comunión Tradicionalista Anglicana
Para comienzos de año se debatía en la prensa especializada la fecha en que se conocería la respuesta afirmativa de Roma a los pedidos de la Comunión Tradicionalista Anglicana.
La revista Golias, cuyo progresismo es indiscutible, ha calificado así a los anglicanos que piden amparo en la Iglesia Católica:
“En el origen de esta separación, nos encontramos con la violenta controversia de los conservadores en contra de la ordenación de las mujeres y los homosexuales, por no mencionar la guerra abierta de los mismos conservadores congta las innovaciones litúrgicas introducidas en la Comunión Anglicana.
Posición ampliamente compartida por la jerarquía católica y que ha dado lugar al hecho de que ya en 2007, el obispo de Australia y líder de la Comunión Anglicana Tradicionalista, John Hepworth, exigiera la readmisión de su iglesia, la TAC, "en su totalidad la comunión sacramental y eclesial "con la sede de Pedro en Roma. [...]
Y más adelante: “Acerca de los anglicanos separatistas de su comunión de origen, el Vaticano, con el consentimiento de Benedicto XVI, concederá a los tradicionalistas de la TAC el derecho de celebrar según la liturgia anglicana, que incluye muchos ritos similares a la misa tridentina que fuera promulgada por el Motu Proprio Summorum Pontificum, en julio de 2007”. Cfr: Golias.

Conversaciones doctrinales
La tercera clase de “piojosos” que serán recibidos por Roma para debatir los aspectos a su ver “inaceptables” del CVII son los propios tradicionalistas de la FSSPX. Contra ellos Golias se ha despachado sin atenuantes, y en el máximo de su furor antitradicional ha acusado al Papa de “cismático”. Curiosa preocupación de una publicación ecumenista enragé.

Bien pues, parece necesario hacer algunas distinciones:
Nos parece auspicioso que el nuevo Patriarca de la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú haya depuesto su furibundo antirromanismo o al menos lo haya atenuado. Y que además apoye al Santo Padre en aquellas cosas en que todos tenemos el deber de apoyarlo, a saber: cuando da testimonio de la verdad, cuando este testimonio le valen la oposición de los enemigos del cristianismo, cuando promueve los ritos de la divina liturgia que más dignamente reflejan las sagradas tradiciones. Y nos parece notable que el Arzobispo ruso declare, en las barbas del Papa y después de haberse reunido con él, que desde las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II, los servicios en algunas iglesias católicas han acabado siendo poco diferentes a los protestantes".
Nos parece auspicioso que quienes piden su admisión a la Iglesia Católica sean el sector anglicano que se opone a la ordenación de mujeres y de homosexuales, y además que soliciten continuar con ritos cuya raíz pre tridentina los hace muy similares a la Misa Tradicional.
Y finalmente, más auspicioso aún parece que Roma haya aceptado poner en tela de discusión los textos del Concilio Vaticano II, no solo necesitados de aclaración, sino también los imposibles de aceptar sin una corrección radical.
Claro, no es posible saber en qué parará todo esto. Hay una velocidad impresa a los hechos por la voluntad personal del pontífice (o la necesidad) de ser el artífice de esta obra, que puede ser mayor de la que las cosas precisan y así llevarlas al fracaso.
Hay limitaciones operativas, una autoridad acotada, enemigos internos poderosos y, lo que es peor, ideas contrarias a la doctrina tradicional que siguen deslumbrando al Sumo Pontífice desde sus décadas mozas.
Todo es raro, misterioso, y hasta ominoso, si lo vemos con ojos merarmente humanos y naturales. Si no creemos en la existencia de un Dios providente. Si todo lo limitamos al cálculo humano.
Se impone, pues, para no perder la mesura, un acto de confianza en la Providencia. Sobre todo porque no somos actores (aunque hasta cierto punto sí, con nuestra oración y santificación) sino espectadores de este inmenso drama histórico y metahistórico que tenemos el enorme privilegio de ver con nuestros propios ojos.
En algún sentido, el calificativo de “piojosos” nos cabe a todos, incluso al Santo Padre, en cuanto a su pura humanidad pecadora. ¿Quién no es piojoso ante Dios? Pero no con el espíritu con que ha sido proferido en nuestra web por una voz que finalmente no está tan lejos del pensamiento y las actitidues de los ultramodernistas de Golias.
Cero componente de esperanza, cero elementos de humildad: todo cálculo humano, ideológico y para colmo no demasiado inteligente.

viernes, 25 de septiembre de 2009

El Día de Oración por Chile y los Padres de la Patria

Publicado en Dies Domini # 21

En este último domingo del mes de la Patria, la Iglesia conmemora el Día de la Oración por Chile, en el cual se eleva a Dios la oración por nuestro país, bajo la intercesión de la Bienaventurada Madre de Dios, la Santísima Virgen del Carmen, Reina y Patrona de Chile.
Es importante pedir por Chile, en este año de elecciones, para que Dios nos traiga los mayores bienes e ilumine a las autoridades para lograr el bien común, por medio de leyes e iniciativas que sean justas.
En estos momentos conviene recordar lo que significa la palabra “Patria.” Este término viene del latín patres, que significa padres, es decir, la patria es la tierra de los padres, pero esto no sólo se refiere a los progenitores, si no a aquellos a quienes llamamos padres porque nos heredaron su cultura, valores e ideales. Por eso, en particular en este mes de la patria, para vivir un verdadero patriotismo es necesario pensar en los Padres de la Patria, es decir aquellas personas que ayudaron a fundar esta república, pensando sobre qué ideales les movían y sobre qué principios fundaron este país. Los Padres de la Patria, aún cuando defendieron la libertad política del país, jamás renegaron de la herencia española, antes bien asumieron sus principios y valores y se propusieron vivirlos en la libertad de una República independiente. El valor principal sobre el que fue fundado nuestro país fue la fe católica; fue la fe lo que movió a O’higgins y a los otros a conseguir la fundación de una nación independiente, que tuviese a España por madre en el origen y por hermana en la fe, pero que decidiera por sí sus destinos supremos en la libertad de los hijos de Dios, bajo el amparo de la Madre de Dios, bajo la advocación de la Virgen del Carmen.
La idea de Patria para Chile, por tanto, se funda sobre la unión de hombres libres que profesaban la religión verdadera, bajo el amparo de la Virgen del Carmen. Esta idea se mantuvo por varios decenios, bajo la influencia dejada por la herencia de los Padres de la Patria. Pero a fines del siglo XIX, bajo el alero de ideas de gobiernos liberales, se intentó desligar poco a poco a la Patria de su fundamento católico, hasta perder la confesionalidad del Estado en 1925. No obstante esto, el pueblo chileno continúa siendo mayoritariamente católico y la Iglesia sigue rezando continuamente por la Patria.
Pero cuando se pierde el fundamento se va perdiendo también el resto. Por no ser confesional el Estado muchos intentan hacer acallar la voz de la Iglesia cuando defiende la vida y sostiene con voz clara los principios morales básicos en toda sociedad y a los que no podemos renunciar en modo alguno.
Por eso es necesario cuestionarse sobre estos valores: el respeto a la vida (de todos) y la defensa de la familia. Cuando ciertos políticos intentan introducir leyes que atentan contra la unidad de la familia (y algunos quieren incluso eliminar la palabra “familia” de la constitución) o promueven leyes que atentan contra la vida de los más débiles (aborto, eutanasia), debemos reafirmar nuestra identidad como católicos y renunciar a apoyar a tales personas y combatir (en la medida de nuestras fuerzas, a veces será con nuestras acciones en instancias sociales otras será sólo con el voto) tales iniciativas.
Chile es una nación libre, pero la palabra nación significa el lugar de los que nacen, por lo tanto es un contrasentido que se introduzcan leyes antivida y antifamilia, pues el respeto a la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, y solidez de las familias, es lo que constituye una verdadera nación y le permite crecer con dignidad y justicia social real.
Imploremos a la Virgen del Carmen, Madre de Dios, que ilumine a los chilenos, para no renunciar a nuestra vocación de país a favor de la vida y de la dignidad de las personas, para que la celebración de los doscientos años de la independencia se haga en un contexto de verdadero progreso y justicia, con los valores e ideales que los Padres de la Patria buscaron al fundar nuestra república. Por eso nos decimos orgullosos de ser chilenos católicos, devotos de la Virgen del Carmen, a quien representa la estrella de nuestra bandera.

lunes, 21 de septiembre de 2009

MANETE IN VERITATE: Razones de esta publicación...

He creado este blog como espacio para la reflexión y la opinión.

En los últimos años en el mundo el relativismo progresista ha adormecido las conciencias y la búsqueda de la verdad; incluso a veces en la misma Iglesia, los desastres teológios y disciplinares postconciliares han sumergido a gran parte de los católicos del Orbe en un mundo falto de ideas, de reflexión y de verdad. Quienes queremos realizar nuestras vidas en la búsqueda de la verdad, configurándonos con Jesucristo, quién es La Verdad, necesitamos tener espacios donde podamos expresar con libertad las ideas que construyen lo que somos, lejos del marasmo que destruye lo que es propiamente humano. El fin de este Blog es poder presentar pensamientos, reflexiones y opiniones en torno a diversos temas de fe y cultura (principalmente humanidades) para invitar a todos a una vida más conciente y crítica, con una fe más despierta y activa; intentando que podamos tener un espacio en que se pueda opinar con libertad y a la vez pensar con profundidad, con un trasfondo sobrenatural iluminado por la recta doctrina católica de siempre, la que es hoy es tan vilipendiada por las instituciones políticas y sociales y, peor aun, por algunos mismos católicos que, seguidores de los errores modernos, intentan devastar todo atisbo de Tradición Católica.

Los escritos presentados son simplemente opiniones personales mías, que no pretenden imponerse si no proponerse, pero que quieren dejar abierta una ventana de reflexión en cada lector. Quienes deseen comentar, replicar o profundizar están del todo invitados a hacerlo, ya sea escribiendo aquí mismo o intentando seguir este propósito de búsqueda de reflexión y verdad en sus ambientes propios. Presentaremos periódicamente escritos y comentarios, con el fin de expresar ideas, proponer opiniones y generar debate, el que esperamos sea en un ambiente sobrenatural y de respeto, por amor a Dios, que es Verdad Absoluta en sí mismo.

El título MANETE IN VERITATE (permaneced en la verdad) es una invitación a revelarse contra el relativismo y el marasmo, es una invitación a buscar la verdad y la reflexión, es una invitación a una permanencia en la verdad que es activa no pasiva.

La invitación está hecha. Pronto tendremos noticias.